Echando la Cascarita
Todos recordamos aquellos días en la escuela primaria, especialmente había dos momentos que no podíamos perdernos: el recreo y la hora de educación física.
Cuando llegaba la clase de deportes todos anclábamos salir a jugar cualquier cosa y, personalmente, todos los maestros solo nos aventaban el balón para patearlo por 50 minutos.
Sin embargo, a medida que vamos creciendo, nos damos cuenta que esas clases fueron tiempo perdido, y si el deporte era uno de nuestros fuertes, se había desperdiciado jugando sin razón.
No sólo hablo de las escuelas donde yo he estado (y he estado en muchas) sino en general. Educación física es una materia que requiere de especial cuidado si lo vemos desde el punto de que en esta clase creamos una condición y cultura física sobre nuestro cuerpo. Además, no hay que olvidar que como mexicanos nos incumbe al 100 por ciento este tema pues arrastramos uno peor que es la obesidad infantil.
Las escuelas deberían tomar más enserio este tipo de clases e impartirlas como realmente se debe hacer. O sea, la parte teórica, porque si no lo sabían los deportes también tienen teoría, y la parte práctica.
En las escuelas siempre habrá futuros profesionistas de todo y quién sabe si el próximo gran deportista se está perdiendo entre el montón solo porque no se le motivó desde su edad infantil a hacer lo que mejor sabe hacer, deporte.